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martes, 10 de junio de 2008

AMERICAN COOKIES

Hay que ver, cuando yo estoy en plena crisis interior no se le ocurre nada mejor al resto del mundo que entrar en crisis económica.
Y claro, con tanto bocinazo camionero, poooooooooooooooooooop, pooooooooooooooooooop y tanta retención no hay quien se concentre en su angustia vital.
Y es que la gente es un poco neurótica, que sube locamente el precio del carburante y los camiones se paralizan , ala!! a poner todo el mundo gasolina , a su coche , al de la señora, y a los mecheros Zippo si hace falta no sea que no quede, y a comprar, comprar, comprar, como si viniese la tercera guerra mundial o la guerra de los mundos como mínimo, y tengamos que pasar cuarenta años en el bunker, que pasas por los estantes y te imploran que no los saquees mas. Y claro, a más consumo mas rápido se agota todo, mas histérica se pone la gente, mas compra, mas se agota, puuuuuuuuuum, a hostias todo el mundo.

Hasta Coco le ha robado las galletas a su mejor amigo.

No digo que la situación sea cosa de risa, pero no creo que sea el crack del 29, y sea necesario esta locura colectiva, a comprar mas condones y menos gasolina a ver si se pasa la tontería mental y se relaja mas de uno y de una.
Y claro, yo en mi pequeño drama personal que me suspenden cuatro asignaturas finales de carrera con 4’5, que soy Juan sin tierra a caballo entre la residencia universitaria, la casa de mis papis, la casa de mi futuro mario, con un futuro laborar poco alentador y con las amenazas de esta nuestra Europa de aumentar la jornada laboral a 60 horas semanales y 65 para los médicos 8 como si no tuviesemos ya un horario infrahumano), con la misma mierda de sueldo, solo encuentro consuelo en cocinar, con mucho azúcar, con mucho chocolate y mantequilla y con tanto colesterol como para transformar mis arterias en un oleoducto de la OPEP ( que no me oiga nadie no sea que aun vengan a meterme una manguera en el culo a ver si se llenan el deposito, que con este despropósito de crisis nunca se sabe).

Y encima tengo a Triqui con el mono y a Coco de subidón.
Así que como vamos escasos de crudo, aquí una receta de Pepinho para superar las angustias de la crisis, que es ansiolitica, que relaja, que engorda y llena mucho y no necesitas comer mas, que en una latita de metal aguanta mucho por si la crisis se alarga no nos veamos obligados a comernos a los gatos y que da mucha energía para eso que cantaba el del Regeton “ dame mas gasolina, dame mas gasoliiiina””.

Ingredientes
100 gr. de mantequilla ( sacadla a con tiempo de la nevera que se ablande)
100 gr. de azúcar
110 gr. de azúcar moreno
1 huevo
5 ml. de extracto de vainilla
190 gr. de harina normal
1/2 cucharilla (5 gr.) de bicarbonato sódico
un pellizquito de sal
150 gr. de chocolate troceado
50 gr de nueces ( peso sin la cáscara).


Manos a la masa:
Batimos la mantequilla con los azúcares hasta que quede suave tipo pomada de culete de bebe.



Batimos el huevo y lo echamos a la masa, así como el extracto de vainilla que hemos medido con mis medidores tan cucones que tengo.


Tamizamos la harina con el bicarbonato y la pisquilla de sal para que realce los sabores, y lo añadimos a la mezcla.















Ahora es el turno de nueces y chocolate picadito, el tamaño de los trozos al gusto, si es muy enorme parecerán chocolates con trozos de galletas pero serán un verdadero festín al paladar de los gulososos irrefrenables como mua.















En un papel film hacemos como morcillingas de pasta para meter al frigo, que la mantequilla solidifique, se potencien los sabores y sea mas fácil cortar luego el tamaño y la forma de galleta mas o menos. Si tenemos mucha ansia, podemos poner directamente pegotones de masa bien separados en una bandeja con silpat o papel encerado, porque se espanzurran y podrían juntarse unos con otros formando la gran coockie.















Cuando se haya endurecido lo sacamos y cortamos como de un cm de grosor, yo lo puse en flaneras para que mantuviesen una forma mas o menos de galleta y no de cagarruta.

Horneamos durante 15 minutos en horno precalentado a unos 175º C o hasta que los bordes empiecen a tomar un ligero color marrón.
Las sacamos y dejamos enfriar sobre la bandeja para que se endurezcan.
Y a comer, aunque yo recomiendo, si se puede que va a ser que no, esperar unos cuatro días porque entonces estarán de morir.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo contigo en todo...sobre todo que con estos días y estas noticias lo que más relaja es la cocina, sí señor! Estoy deseando llegar a casa para trastear con la batidora y hacer cositas dulces, que es lo que levanta el ánimo. Así que ahora mismo copio tu receta y en cualquier rato libre me la hago. Ánimo, que la vida de los médicos no es mucho peor que la de los periodistas: mismo sueldo de mierda, mismos horarios horribles...(el que no se consuela...) Besos,
Bea

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